12.12.10

Conchófobos, pijófilos y pansexualistas (III)


Mientras las tres parejas heterosexuales que se casaron en el registro civil de Uriburu 1022 están siendo lapidadas con arroz Doble Carolina, una marica perfumada pide permiso y baja la escalera que continúa a esa puerta gris de Uriburu 1018, en la que paga veinte mangos para chuparle el pito a otras cinco o seis maricas que, como ella, llegaron hasta el darkroom, túnel o cruising-bar más concurrido de Buenos Aires porque desean, ingenuas, cruzarse con un machito-bi-curioso-onda-nada-que-ver, como los que se ejercitan apenas diez metros arriba, en el gym de Uriburu 1016, para estar más fibrosos y levantar minitas el jueves a la noche en la fiesta de egresados supercheta a la que irán los adolescentes que viven en la residencia estudiantil Santo Tomás de Aquino, de Uriburu 1068, y en dónde sentirán la concuspicencia de la carne que condena el Dios al que le reza una vieja que no coge hace años y que camina rápido mientras pasea una perrita chihuahua que hace popó en la puerta de la facultad de Medicina, en cuyo tercer piso, veintidós médicos que cursan la especialización en Ginecología no se enterarán nunca cómo carajo usan la vagina y sus palanquitas y botoncitos, las cientos de lesbianas que pasarán por sus consultorios a lo largo de su carrera profesional y a las que ellos, como pelotudos, les explicarán métodos anticonceptivos y les ofrecerán ponerse un DIU, mientras a sólo tres ventanales de ahí, un oso de 42 años que vive en el séptimo piso del edificio que está en Uriburu 1034, se pajea por cam con un taiwanés de dieciséis años en Cam4, y enfrente, en la honorable Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, los seudointelectuales de las tecnologías del género aprenderemos cómo nombrar correctamente a las personas intersexuales, colectivo del que probablemente jamás conozcamos más de dos representantes, mientras en vez de pensar en todas estas cosas, debatimos qué libro de Judith Butler es el mejor para fortalecer nuestro troskofeminismo, hacia el final de la clase de Sociología de la Sexualidad, cerca de las diez de la noche, cuando en la esquina de Uriburu y Marcelo T. empiezan a parar las 4x4 de todos los nietos putos de Bartolomé Mitre que van a pagar entre 80 y 120 pesos para que se los cojan los doce taxiboys que vinieron del Norte, del Sur y de la selva subtropical misionera, para escapar de toda la mierda de sus pueblos de mierda y mezclarse en la gran mierda de la gran ciudad cosmopolita, capital de la progresía nacional, en la que los seudointelectuales de la diversidad somos personas respetables.

4 comentarios:

  1. ¡20pe Zoom, asi no se puede seguir!

    Decir Lesbo-Feministas cada tres palabras.

    La Selva Subtropical Misionera no existe mas.

    Salupetes

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  2. Mirá que sos MOSSSSSTRA m´hija, se ve que en Nacional Buenos Aires te maltrataban mucho las otras y quedaste así: resennnntida para siempre.

    Encima vas a poder a aprovechar los beneficios de la ley por la que lucharon los "gorilas" de tu encuesta... bah, eso si alguien te soporrrrta en esta vida como para casorio.

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  3. Ameee con toda mi putes la encuenta y obvia voté, pero el voto es secreto!

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  4. Muy bien el Saramago style!

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